Hoy vamos a hablar sobre qué caracteriza a una película para que tenga un componente de horror cósmico o lovecraftiano mostrando para ello varios ejemplos, intentando desmentir así una idea ampliamente asentada en el pensamiento colectivo de que una película lovecraftiana debe contener monstruos tentaculares y marinos.

La primera película en la que me gustaría detenerme es en la Saga Cloverfield compuesta por tres películas: Cloverfield (2008), 10 Cloverfield Lane (2016) y The Cloverfield Paradox (2018). En esta trilogía tenemos a un grupo de científicos manipulando tecnologías que alteran reglas espacio temporales que nuestra limitada inteligencia no llega a comprender, y que suponen la liberación de fuerzas cósmicas que pueden arrasar a la humanidad entera, dejando cualquier intencionalidad que podamos tener en algo irrelevante; todo ello derivado de nuestro deseo de querer jugar con conocimientos arcanos, que al igual que, en muchos de los relatos de H.P. Lovecraft, llevan a los protagonistas a pensar que realmente podrían controlar el poder desatado.

Podríamos rastrear también cierto componente de horror cósmico en la obra de Stephen King, concretamente en la película de It (tanto en la versión de 2017 como en la de 1990). Principalmente porque este payaso, Pennywise, que asegura que “todos flotan aquí abajo”, no es más que un monstruo que proviene de una zona del universo llamada “macroverso”, que llegó a la tierra en un meteorito y que estuvo en hibernación hasta que un ser vivo se le acercó. It es la representación de la maldad absoluta debido a su capacidad de transformarse en cualquier forma de horror y de enloquecer a las personas con su poder mental, al más puro estilo de Nyarlathotep.
Otra película que podríamos considerar dentro del espectro lovecraftiano es A ciegas. Su argumento, un tanto simple, nos muestra como la gente está suicidándose en masa de manera inexplicable hasta que descubrimos que unos monstruos invisibles están volviendo locos a todo aquel que los mira. No es casualidad que uno de los elementos que llevan a la locura más absoluta dentro del horror lovecraftiano es observar de manera directa a los seres monstruosos que protagonizan los relatos del solitario. Por otro lado, la película, en el momento en el que se nos deja de mostrar los monstruos que acechan, se está cumpliendo con una de las reglas básicas del horror cósmico, intentar narrar lo inenarrable.

Por último, tenemos la película Aniquilación (2018), en ella se nos narra la exploración que varias científicas van a desarrollar en una zona afectada por un meteorito llamado “Área X”, el cual ha motivado una transformación de los elementos de la fauna y la flora que rodea la zona donde ha caído el meteorito, creo que no es necesario apuntar que la película está claramente influenciado por el relato de “El color que cayó del espacio” de H.P. Lovecraft, en el que un meteorito que cae en el territorio cercano a la granja de la familia Gardner cambia la composición de la tierra y terminado volviendo locos a los habitantes de la granja.
Como podéis ver, los elementos que caracterizan a una película de corte lovecraftiano van más allá de la aparición de un monstruo tentacular que nos recuerde a Cthulhu, os invitamos a rastrear estos elementos cuando veáis alguna película de terror o ciencia ficción.
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