
Apple se ha subido al mercado de las series creando su propia plataforma de visualización online (Apple TV+) y arriesgándose con la dirección de series propias. Una de estas series, estrenada en 2020, ha sido Servant, que recuerda a películas clásicas del género de terror como La mano que mece la cuna (1992) o La semilla del diablo (1968). Una pareja adinerada ha perdido a su bebé en un accidente bastante trágico, que aquí no desvelaremos, y que deja a la madre en shock. Para poder superar el trauma deciden hacer una especie de terapia bastante siniestra con un reborn (para quien no conozca a estos muñecos, son muñecos que parecen realmente bebés y que generan la misma sensación que nos puede generar las muñecas de porcelana que parece que están siempre dispuestas a girar la cabeza cuando menos te lo esperas). La premisa de la serie ya es bastante siniestra de por sí: madre desequilibrada mentalmente (Dorothy Turner), un reborn llamado Jericho, un marido que no sabe cómo enfrentar la situación (Sean Turner) y el último ingrediente, y esto no lo digo por decir, una niñera joven súper religiosa (Leanne Grayson).

Aunque la serie tiene muchos aspectos sobre los que podríamos hablar: el uso de los reborn como terapia, casi de choque, para superar la muerte de un bebé, el protagonismo de la comida durante todos los capítulos, la compatibilización de la vida laboral y la vida maternal por parte de las mujeres, los elementos religiosos; nosotros solo nos vamos a centrar en lo que vamos a denominar las dos vías de Servant, haciendo un guiño a las dos vías de Parménides, puesto que la serie maneja dos posibles explicaciones a todos los sucesos que se nos muestran: la vía de lo racional y la vía de lo irracional religioso. Haremos una selección de algunas escenas que me parecen claves para ver el tratamiento de estas dos vías.
La primera de todas ellas, y no podría ser de otro modo, gira en torno a la misteriosa sustitución del reborn Jericho por un niño de verdad tras la llegada de Leanne a la casa de los Turner. Si tomamos la vía de lo racional podemos entender que Leanne -que conoce de antemano la situación de la familia, es decir, que sabe que va a tener que cuidar a un muñeco- ha traído consigo un niño que puede haber sido robado o sea suyo propio. Por la vía de la irracional la teoría principal sería que Leanne es una muchacha a la que Dios ha concedido ciertos poderes, como si ella misma fuera una canalizadora de una gracia divina que se rige evidentemente por una fuerte moral cristiana. Como Leanne no conoce los hechos concretos del trágico suceso ve a la familia Turner como una familia castigada hasta cierto modo de manera injusta, y al sentirse tan bien acogida y comprender la desdicha en la que se encuentran sumidos decide utilizar su poder para convertir el muñeco en un niño de verdad. Se juega evidentemente con una religiosidad de corte puritano (algo que se ha puesto muy de moda en estos años y de lo que hablaremos en otras publicaciones), básicamente sería desplazar la religiosidad del siglo XVIII norteamericano a una casa adinerada del siglo XXI (recordad la figura del tío de Leanne con sus zapatos destrozados y con pinta de haberse duchado poco).

Como segunda escena resaltaremos la mastitis de Dorothy. En esta escena Dorothy se queja del dolor que le está produciendo la mastitis, es decir, la obstrucción de los conductos de la leche de sus pechos. Vemos ante este hecho a un Sean bastante escéptico, puesto que Dorothy debería haber perdido ya la leche al no amamantar a ningún bebé real. Sin embargo, será Leanne la que ponga en duda el escepticismo de Sean ya que terminará “sacándole” la leche a Dorothy en la escena de la bañera. Se pueden presentar dos posibles explicaciones, la más racional sería que Dorothy, psicológicamente hablando, sigue creyendo que su bebé está vivo y, por ende, su cuerpo sigue produciendo leche (algo parecido al embarazo psicológico) o la explicación irracional que sería que Leanne con sus poderes religiosos ha hecho que los pechos de Dorothy vuelvan a producir leche, como una versión de la conversión del agua en vino o la multiplicación de los panes y los peces.
Por último, destacaremos la escena de las astillas protagonizada por Sean. La primera vez que Sean empieza a tener problemas con las astillas es en una cena en la que estará presente Leanne. En este momento Sean y Leanne todavía mantienen una relación bastante tensa, en la que los dos se tienen inquina. Sean se atragantará mientras come hasta que consigue sacarse de la garganta una enorme astilla de la que no sabemos como terminó en su plato. Sean entiende que la astilla ha debido terminar en su plato porque la casa está cayéndose a trozos, así al día siguiente pulirá todo el parqué de la entrada, tras lo cual Sean no solo encontrará una astilla en su garganta, sino que terminará con toda la espalda llena. ¿Hasta qué punto podemos asegurar que las astillas se le han clavado a Sean por que la casa está hecha una “ruina” y no porque Leanne está utilizando su poder para castigarle por el trato que le da a Jericho?
La serie está repleta de estas escenas de doble interpretación -os invitamos a buscarlas- que llegan hasta ese final en el que Leanne abandona la casa para irse con sus tíos sectarios y Jericho vuelve a ser un bebé reborn. Se abre de nuevo la incógnita: ¿se ha llevado Leanne al bebé vivo o es que su marcha supone no poder hacer uso de sus poderes? Supongo que tendremos que esperar a la segunda temporada para ver cuál de las dos vías que nos plantea Servant es la verdadera. ¿Tú qué opinas?
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