La época de la Revolución Industrial inglesa no solo trajo consigo la aparición del capitalismo, las fábricas, precariedad laboral y jornadas de trabajo extenuantes; sino también una nueva forma de hacer y vender literatura barata a una masa de trabajadores cada vez más alfabetizados. Hablamos de los famosos penny dreadful (penique terrorífico) o penny bloods (penique sangriento), libretos que contenían historias terriblemente malas, llenas de puro sensacionalismo y violencia desmedida.
Como decíamos, la Revolución Industrial introdujo ciertos cambios en la sociedad inglesa del siglo XIX, entre los que debemos resaltar la industrialización y la creación del ferrocarril que facilitará el transporte, estos cambios favorecieron la proliferación de los penny dreadfuls, unos pequeños y baratos libretos impresos en papel de pulpa de madera. Los penny dreadfuls eran vendidos todas las semanas al precio de un penique, de ahí su nombre, y solían ser consumidos por jóvenes de la clase trabajadora como un medio de distracción y divertimento en unas ciudades inglesas teñidas del negro carbón de las fábricas. Estos libretos solían contener historias truculentas de aventuras, criminales famosos o relatos fantasmales; muchas de ellas plagios o “refritos” de otras historias ya escritas como la novela de Oliver Twist (1838) o El Castillo de Otranto (1764).
Estas publicaciones seriadas no solo supusieron lo que podríamos considerar la primera cultura de masas inglesa, sino también la creación de clubes de lectura de corte popular, puesto que mucho de los jóvenes no podían permitirse el lujo de comprar un penny dreadful todas las semanas, así que o se formaban grupos de lectura o se optaba por la compra de segunda mano.
Como todo lo que atrae a los jóvenes, los penny dreadfuls estuvieron muy mal vistos por la alta sociedad victoriana, se les consideraba una literatura perniciosa que incitaba a los jóvenes a la criminalidad. Sus historias explícitas sobre asesinatos y sexo no encajaron muy bien ante la rígida moral victoriana y así se dejó ver en algunos periódicos de la época.
Dentro de todos los penny dreadful que se escribieron, los más famosos son: Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet publicado por primera vez como El collar de perlas[1] (1846-1847) de James Malcolm Rymer, que fue llevado a la gran pantalla por Tim Burton (como no podría ser de otra forma) con Jonnhy Deep y Helena Bonham como protagonistas. En este penique terrorífico se nos cuenta la historia de Sweeney Todd un barbero por el que es mejor no dejarse afeitar, puesto que su afeitado es tan apurado que puedes terminar degollado.
De James Malcolm Rymer también hay que resaltar Varney, el vampiro[2] (1845). Esta es una de las historias más extensas publicadas como penny dreadful llegando a alcanzar los 200 capítulos, en ella se nos cuenta la historia de Henry y Flora Bannerworth y sus enfrentamientos con Varney el vampiro.
Y, por último, destacar a George W. M. Reynolds del que se dice fue más leído que el propio Dickens o Thackeray, escribió dos penny dreadful que triunfaron de manera escandalosa: The Mysteries of London (1845), donde se nos cuenta la historia de un clérigo convertido en libertino, y Wagner, el Wehr-Wolf (1857), una historia de licantropía y pactos diabólicos.
[1] Publicado en español por La Biblioteca de Carfax.
[2] Publicado en español por Pulpture.
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