Edgar Allan Poe (1809-1849) y Charles Dickens (1812-1870) mantuvieron a lo largo de su vida una amistad por correspondencia que terminaría culminando en una breve reunión que los dos mantuvieron tras la visita de Dickens a Estados Unidos. Dickens fue el novelista de los pobres, el retratista de la Inglaterra Victoriana que estaba comenzando a transformarse con las innovaciones tecnológicas que trajo consigo la Revolución Industrial. A diferencia de Poe, Dickens no necesitó morir para hacerse famoso, sus novelas ya eran leídas por todas partes cuando él vivía; novelas cargadas de amargas críticas ironizadas a través de historias cruentas donde mostraba que los orfanatos y casas de caridad habían sido creados por la más falsa filantropía del recién nacido capitalismo, que a pasos agigantados destruía toda la sociedad bajo su máxima de libertad económica. Dickens fue un burgués entregado a las clases más bajas y no solo de manera literaria, puesto que llegó a dirigir casas-reformatorios, fundó la revista Household Words para criticar las políticas que el gobierno proponía de “sermón y jabón” dirigido al proletariado y visitó las escuelas de Yorkshire para niños ilegítimos. El 9 de junio de 1870 murió tras un derrame cerebral, dejando inconclusa su última novela El misterio de Edwin Drood (1870).

Si nos alejamos de la faceta literaria de Dickens y nos introducimos en su faceta más personal, nos puede resultar curioso descubrir que este escritor inglés tuvo como mascotas a dos cuervos (los dos llevarán el nombre de Grip). Estos pájaros de malagüero fueron los compañeros de juego preferidos de los hijos de Dickens, así lo cuenta el escritor en algunas de sus cartas, y cuando falleció el último de ellos Dickens decidió disecarlo e introducirlo como animal parlante en su novela Barnaby Rudge. Relato de los disturbios del año 80 (1840), que junto a Historia de dos ciudades (1859), es el único acercamiento de Dickens a la novela histórica. Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, otro de los grandes escritores de la literatura universal, y sobre todo del género de terror, Edgar Allan Poe seguía con atención la lectura de la novela, publicada por entregas, Barnaby Rudge. Al finalizar la publicación de la obra, Poe hizo una extensa crítica a Dickens que llamó la atención de este. Será aquí cuando comience la citada relación de amistad que mantendrán por correspondencia. El cuervo parlante de Barnaby Rudge inspirará el famosísimo poema de Poe El cuervo (1845). Este será el primer escrito que le dará una cierta fama literaria. Si recuperamos los primeros versos de la obra podremos observar cómo Poe hace un guiño al propio cuervo de Dickens, puesto que en una parte de la novela Barnaby Rudge el cuervo parlante hace un ruido y alguien dice «¿Qué fue eso; él tocando a la puerta?» La respuesta es: «Ha sido alguien golpeando suavemente la persiana».

El Cuervo Grip

Como dato curioso diremos que el cuervo disecado de Dickens se puede visitar, ya que está en la biblioteca pública de Filadelfia, a la cual el coronel Richard Gimbel donó el pájaro junto con manuscritos de Anabel Lee (1849) y de Los crímenes de la calle Morgue (1841), primeras ediciones de todas las obras de Poe y, por supuesto, el único ejemplar conocido escrito por puño y letra de Poe de El cuervo (1845).

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